Arranca el Mundial. Y con él, vienen todas esas corrientes
que intentan racionalizar esta pasión. Nada más contradictorio. Detecto dos
tipos de transgresores al futbol:
Primero están aquellos que te quieren hacer sentir estúpido por ver
el futbol. Aquellos intelectuales de banqueta que se sienten superiores por no
interesarse en algo tan común como 22 hombres peleando por una pelota.
Justificarán su decir, argumentando que hay cosas más importantes en las cuales
poner atención. Lo dicen como si los que disfrutamos el futbol no lo
supiéramos. El futbol no es más importante que la economía, lo tenemos claro.
Tampoco es más importante que la salud, que la política, que las reformas…
clarísimo, no se preocupen. Tampoco dormir es más importante, ni hacer ejercicio,
ni pasar tiempo con tu novia o tus amigos. Son placeres individuales y poco trascendente, pero que nos hacen sentir más vivos que nunca.
Extrañamente los países más desarrollados son los que tienen una afición
fundamentalista por este deporte. ¿Han visto cómo viven el futbol en
Inglaterra, en Italia o en España? Tuve la oportunidad de vivir una Eurocopa y esos
cabrones sí están locos. Se paraliza el país y se ponen como animales con un gol,
más que aquí, incluso. El problema no es que la gente viva con pasión el
futbol, eso es una maravilla, es una válvula de escape. El problema es la
pinche corrupción que nomás está viendo cómo aprovecharse de la gente, pero no
por eso vamos a quitar todo aquello que nos hace vibrar.
Después encontramos a un irónico personaje detractor del
mundial. Son aquellos que quieren estudiarlo, predecirlo, analizarlo y
convencernos de que con numerología e historia se puede calcular lo que
sucederá. “México no tiene posibilidades de llegar al quinto partido” dicen.
“Es la selección que menos goles ha metido en la eliminatoria, no podremos ni con
Camerún.” continuarán. Son chistosos, debo admitirlo. Hablan con la cabeza
sobre algo que no se entiende desde ahí. Entiéndanlo de una vez por todas: El
futbol no es lógico, no es racional. Uno no apoya al equipo que más veces gana,
ni al que tiene los mejores números. Bastante llena esta la vida de
conveniencia como para que quieran ahora matar la ilusión irracional de creer
que tu equipo va a dar la mayor sorpresa de la historia de los mundiales y va a campeonar. No sirve de nada que nos
digan que no será así. Lo mismo decían de las selecciones menores y allá ya nos
llevamos 2 mundiales. Y aunque fuéramos Honduras o Costa de Marfil. Creemos en
nuestros equipos justo porque no tiene nada de inteligencia creer en ellos. Lo
hacemos porque así vivimos, con ilusión, con fe, con ganas de romperle la madre
a las estadísticas e historias. Quizás un día lo logremos, quizás no, pero lo
que sí puedo asegurarles es que esta pasión nunca podrá ser entendida por la
cabeza.
Así que a todos los haters del mundial, de la selección y de
la pasión con lo que vivimos esto: lléguenle con sus traumas a otro lado. Si de
chiquitos eran de los que nadie escogía para jugar en su equipo antes de un
partido, este es un buen tiempo para que lo superen, pero no intenten que le
bajemos a la pasión con la que viviremos esto. Ultimadamente, no sé qué será
más estúpido, si creer que la vida es para pensarse siempre, para organizarse y
racionalizarse… o si dejarse llevar por una pasión que simplemente no puedes
controlar.
Alex H.
Excelente entrada, Alex. A mí (que no soy futbolero) me gustaría que los mexicanos fuéramos congruentes con nuestros gustos y nuestras pasiones, por ejemplo, activándonos abandonando el sedentarismo y el deporte del sillón. Saludos.
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