sábado, 12 de octubre de 2013

Universo Delimitado

En la figura que se llama oxímoron,
se aplica una palabra un epíteto que parece contradecirla;
así los gnósticos hablaron de una luz oscura;
los alquimistas, de un sol negro.
Jorge Luis Borges.

Aclaro el concepto de “oxímoron” porque le da sentido al título. Hablamos del 12 de octubre, del día del encuentro de varios mundos para formar uno solo, pero no hay que dejar de señalar que seguimos dándole vida a un oxímoron, seguimos viviendo en un Universo Delimitado.

Día de la Raza es el nombre con que se denominaron inicialmente en la mayoría de los países hispanoamericanos las fiestas en conmemoración del avistamiento de tierra, atribuido generalmente a Cristóbal Colón por estar al mando, pero que en realidad fue por el marinero Rodrigo de Triana en 1492, luego de haber navegado más de dos meses. Posteriormente ese lugar fue llamado América.

Es innegable que el día en que una parte del mundo descubrió que existía otra, con formas de vida totalmente distintas, pero seres igualmente humanos, se contribuyó fuertemente a la universalidad del universo, es decir, a que fuéramos un solo mundo, un todo. Pero ahora que estamos por festejar el aniversario de dicho descubrimiento, quisiera invitar a la reflexión sobre el avance que hemos tenido en la destrucción del oxímoron “Universo Delimitado” o si seguimos fragmentando al mundo.

Sin duda alguna, el avance en comunicaciones, tanto en carreteras, como en tecnología, ha contribuido al acercamiento, pero no hemos logrado quitarle los límites al universo.

Y con esto no me refiero a temas de globalización económica, a derribar las fronteras comerciales o tratados de libre mercado, sino al sentido más profundo, más elevado… el de vernos todos sin colores, nacionalidades, religiones, partidos políticos o diferencias de pensamientos, al de vernos todos como humanos.

Hoy en día todas las noticias llegan rápido de un lugar a otro. En unos segundos nos enteramos del Caso Fritzl, aquel electricista austriaco que encerró en un sótano y abusó sexualmente de su hija durante 24 años y tuvo con ella 7 hijos (que a la vez eran sus nietos), todo mientras él vivía con su esposa en el piso de arriba, fingiendo una vida normal. Pero esa misma velocidad de la información nos arrebató la capacidad de asombro. Como Austria suena lejano, dejamos de sentir indignación por ese acto y en unos segundos pasamos a ver en YouTube algún video de gente que se cae.

Es por eso que hoy, en el Día de la Raza, me gustaría hacer un llamado a la humanidad. No es el llamado a algo extraordinario, de hecho lo que les quiero pedir es instintivo y natural, tanto que si simplemente nos permitiéramos ser, lo estaríamos cumpliendo. La invitación es a que SEAMOS HUMANOS. A que dejemos de lado si aquella persona que está sufriendo homosexual o hetero. A que no pensemos si al que se le está negando la entrada al país es holandés o guatemalteco. A que nos olvidemos si el que murió en guerra es musulmán o cristiano. A que superemos lo pequeño que nos puede separar, como la visión política, económica o posición social y nos centremos en lo grande que nos une, la especie y espíritu. A que comencemos a vernos como hermanos, pertenecientes a una misma generación, habitantes de un mismo planeta, compartiendo pensamientos, sentimientos  y actos, entendiendo que el paso por aquí es temporal y qué mejor que hacerlo juntos, ayudándonos, empujando al mundo para el mismo lado. Aprovechemos el Día de la Raza y hagámonos una sola raza. Una raza unida y fraterna que a partir de ahora y cada vez más rompa el oxímoron y lo convierta en pleonasmo para que podamos decir: vivo en un Universo sin Límites.